Claves para mejorar la relación de pareja durante y después del confinamiento



A estas alturas de confinamiento ya tenemos una radiografía bastante clara de las relaciones de pareja. Dependiendo de las características de la relación previa y del grado y tipo de confinamiento (piso, casa con patio…. y sin obviar por supuestos otros factores de tipo económico, de salud…), hay muchas relaciones que se están viendo fortalecidas y otras que están descubierto su lado más oscuro
Las parejitas nuevas, las que comenzaron su relación hace poco, están experimentando, cuando han comenzado una convivencia, que la ilusión y el enamoramiento lo puede todo. Están viendo cómo adaptarse a las rutinas del otro y viendo cómo salvar las «incompatibilidades». El amor es ciego, y nunca mejor dicho, porque son capaces de relativizar lo que sería inaguantable en otra pareja de años. Siempre está de fondo la actitud de querer resolver en vez de la de juzgar y querer someter al otro. 
Toda la independencia que nos daba salir a trabajar, compartir actividades con amigos, salir de casa en «momentos de crisis» para aplacar, ahora no son posibles y ponen de manifiesto qué grado de complicidad y compatibilidad tenemos realmente con nuestra pareja. Hacíamos vidas paralelas, sí, pasaba el tiempo, pero con rutinas establecidas que nos hacían no ver tan explícitamente como ahora que nuestra relación de pareja no iba del todo bien. 



Y por el contrario, este encierro también ha servido para redescubrir al otro cuando faltaba tiempo para compartir juntos. Desde que iniciamos esa relación, 20 o 30 años después, nos estamos dando cuenta, ahora de forma impuesta, de nuestra capacidad de tolerancia y de nuestra capacidad de adaptación al momento y a la pareja, nuestra implicación quizás más de uno que del otro. Con el paso de los años vamos madurando por experiencias propias y estamos viendo que aquella persona que nos encantó hace tanto tiempo, ahora no tiene nada que ver con lo que queremos y con lo que necesitamos. Es una cuestión de evolución normal y de honestidad con uno mismo y con el otro. 
Por el contrario, también nos damos cuenta en otras parejas que, al estar más tiempo juntos, se están encontrando con una persona con la que les gusta más hablar, compartir y descubren una evolución paralela a la suya que les hace sentir más compatibles y cercanos. La química siempre está en el fondo de las buenas relaciones.
Pero, ¿cuál es la clave para que una relación funciones, ahora y después del confinamiento? Hagamos una terapia de pareja breve a través de estas líneas. Repito que la química es importante, pero la actitud y voluntad de querer «mejorar» nuestros errores no lo es menos para que esto funcione. No se trata de estar «simbiotizados», se trata de estar compenetrados. Lo imprescindible: el respeto, que se da por hecho y la comunicación. (Y el sexo, aunque hombres y mujeres tenemos necesidades distintas y motivaciones diferentes para tener sexo)
¿Y cómo debe ser una comunicación de calidad en la pareja? Es en la que hay una actitud de escucha activa, es decir, aunque no digamos nada o poco (las mujeres somos más verborreicas en general) debemos sentir que el otro nos escucha, sin la necesidad de una respuesta, que en ocasiones no se tiene o no la sentimos como la adecuada. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que nadie es propiedad del otro, con lo que el respeto es esencial tanto en la forma de hablar como en la forma de actuar. Sobre la casa, se comparten tareas sin imponer, con consenso y sin pensar que el otro tienen que adivinar lo que nosotras esperamos o queremos, no se dice que es más eficaz y se dice, repito, sin imponer.
Hay que hablar de trivialidades, de cosas graciosas, anécdotas, …..porque cada día no ocurren cosas importantes para compartir con el otro. Hay que comunicar sentimientos, con lenguaje verbal o no verbal, con gestos, porque no todos tenemos la capacidad y facilidad de expresarlos, pero no por eso no se sienten. Hay que expresar lo que nos gusta del otro (fuera orgullos que te frenan y que no te hacen vulnerable aunque lo creas) También expresar lo que no nos gusta pero sin reproches. Dirigirse al otro con habilidad del tipo «qué te parece si hacemos….» «te importa ayudarme en tal….» «qué piensas sobre….».
Este tipo de comunicación hace ver al otro que contamos con él, que nos importa lo que quiere y prefiere. Hablar con imposiciones y con órdenes, solo hace que el otro se ponga a la defensiva y que no acceda a nada de lo que le proponemos.
Al discutir sobre cosas «tontas», que ahora es más habitual, deberíamos tener siempre en la cabeza el chip de «tranquila, qué más da, se va a liar…..». Hay que ser inteligentes emocionalmente y facilitar la convivencia, sobre todo pensando en nosotros mismos, porque la respuesta del otro casi siempre irá en la misma dirección y, repito, en parejas desestructuradas en las que sí quieren resolver pero les falta una guía de comportamiento, seguir estas pautas les va a ayudar.
Y además, mantener la independencia de los ratitos «nuestros» a los que tenemos derecho, por supuesto, sin tener que justificarnos. La confianza, otro valor básico.

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