Que no se nos olvide lo bonito de la vida
Que sintamos más que nunca esas caricias reales o creadas, que “veamos” continuamente las sonrisas que nos dan esa chispa, las sonrisas que hacen guiños a nuestros sentimientos. Que no cerremos los ojos por pena, que no nos permitamos una sola lágrima que no toca, que abracemos fuerte fuerte a nuestro yo sensible, a ese que a veces está apunto de tirar la toalla, a ese que nos ha dado todo sin darnos cuenta y que también nos ha jugado malas pasadas, y que ahí está, el pobre, vapuleado a veces sin ton ni son. Aunque esté nublado, las flores son posibles... A veces no practicamos la paciencia, a veces nos rendimos, nos enfadamos con no se sabe quién, nos ponemos a prueba y tenemos actitudes para sabotearnos.
Si te vas a recopilar todos los selfies que tienes, las fotos especiales... ¿Qué sientes al verlas ahora? ¿Recuerdas las emociones de esos momentos? ¿Piensas que fueron geniales y ya nunca más? ¿Ahora no harías lo mismo? ¿Quizás deberías haber sido más espontáneo? ¿Qué te importaba en esos momentos? ¿Agradar, disfrutar, el selfie? ¿Repetirías todas de la misma manera y con las mismas personas? ¿Y qué fotos harías ahora, con todas las nuevas experiencias, dificultades y exámenes que nos pone la vida?
Cuántas fotos tienes en tu cabeza que no creas. Son reales, sí. ¡Las ves! Esas fotos sí que las estás haciendo como te apetece, sin filtros, con todo lo que sientes y sin miedos... Joroba, imprímelas en tu zona de realidad cerebral, que ahí sí existen y tantas veces como quieras... ¡Qué suerte! Desde hace más de un año "algo" nos está diciendo: despierta, revisa lo que no quieres, lo que te sobra, lo que haces de forma obligada, por inercia, por costumbre. Despierta ya de una vez y escúchate, que ahora mismo, ahora, estamos teniendo ya otra oportunidad con la que no contábamos. Somos afortunados de respirar vida, porque ella, la vida, empezó a decirnos hace unos meses que esto no es un ensayo, que esto es cada día, aunque suene a frase repetida y quemada, pero esta expresión es realidad.
Aquellas personas que han perdido a sus amores, a un hijo, a un amigo, a un padre, saben que esto es de ida, sin vuelta, cada día. Con las penas grandes tanto como queramos hacerlas o pequeñitas, tanto como nuestra fortaleza, nuestra inteligencia y nuestro deseo quiera reducirlas también, porque al fin y al cabo las cosas pasan, todas, y ahí estamos para dejarnos caer o para ponernos un muro grande grande que debería decirte: "Esto no puede conmigo”.
Somos lo que interpretamos, lo que modificamos con nuestra voluntad y lo que no toleramos e intentamos cambiar con nuestras “narices”. Somos David o somos Goliat. No te caigas recordando y anticipando que ya nunca más. No te derrotes ni te contamines con tu desconfianza, con tu inseguridad. Alguna vez sí pasan las cosas que quieres, sí, y algunas veces también puedes salir del barro.
Mira hacia atrás con detalle y encuéntrate pudiendo, sin miedos... pues es@ eres tú, aún eres tú, siempre tú. Porque las personas no cambiamos, ni para lo bueno ni para lo malo, pero sí nos modelamos y aprendemos. Vaya que APRENDEMOS, y salimos, y perseguimos, y conseguimos, y nos sentimos orgullosos, y nos damos otras oportunidades. Absolutamente todo sigue ahí, más o menos accesible, pero está ahí, y nos mira y nos tienta y nos recuerda que aquí estamos y aquí seguimos, POR SUERTE, porque siempre es una suerte poder ver algo que no nos gusta para poder mejorarlo, algo para disfrutarlo, algo para no dejarlo pasar, algo que HOY ES, algo que puede ser y que por estar vivos puede ser posible, algo que por estar vivos debería multiplicarse en su disfrute por mil.
Quedarte aletargado, paralizado, con miedo, sin esperanza, con tristeza, sin ilusión, es hacerte cenizas en vez de primavera. Porque tú puedes, ¡eres primavera!
Comentarios
Publicar un comentario