Las otras razones para no querernos quitar la mascarilla

A la hora de la verdad, y una vez que ya ha comenzado la no obligatoriedad de la mascarilla fuera, prima la costumbre, el sentimiento de responsabilidad y el miedo….por encima del deseo de quitárnosla. Y así lo demuestra la gran mayoría de gente que va por la calle con ella puesta.

Si la mascarilla ha sido y es la principal forma de evitar el contagio (filtrar los aerosoles) , va a ser difícil que después de haberlo interiorizado durante tanto tiempo, ahora nos olvidemos de ella, entre otras cosas porque el virus sigue ahí fuera. He preguntado muchísimo sobre la actitud que van a tener muchas personas sobre si quitársela o no y la mayoría me dicen que con calma. A muchos les importan los comentarios que puedan hacerles otros sobre seguir usando la mascarilla y éstos tendrán que valorar qué les produce mayor grado de ansiedad, si quitarse la mascarilla y sentirse expuesto para evitar una crítica o seguir con ella puesta y sentirse protegido a pesar de lo que digan los demás.

Hay dos 'fenómenos' en psicología que se están produciendo ahora: el de la 'cara vacía' y otro similar al síndrome de la cabaña. Estamos acostumbrados a llevar puesto algo que nos produce sensaciones muchas veces de incomodidad, pero sensaciones al fin y al cabo. Es un sentimiento de quedarnos desnudos , de que nos falta algo….como el que deja de fumar y no sabe qué hacer con la mano del cigarro. Hemos elegido colores, formas, y ya estaba perfectamente integrada en nuestra vestimenta.

Se repite también el síndrome de la cabaña, la sensación de protección dependiente de nosotros. Nos ha dado cierta seguridad, y ahora nos sentimos expuestos.

No es necesario quitarse la mascarilla, si no estamos seguros de querer hacerlo.

Y cuando se decida, hay formas graduales para ir haciéndolo, cambiando las ffp2 por quirúrgicas, quitándola a ratitos,…. La ansiedad no solo se produce por quitarnos la mascarilla sino también al ver a los demás sin ella. Todo requiere sus tiempos y cada uno con sus miedos los va a ir regulando. Sería patológico si transcurridos meses y sin peligro objetivo, siguiera exsitiendo la incapacidad de quitarse la mascarilla.

Independientemente del miedo aún justificado al contagio, existen las razones psicológicas para no quererse quitar la mascarilla, porque ésta también ha servido y sirve para proteger y aumentar a veces la autoestima, para 'superar' complejos al taparlos, para jugar a la erótica de la seducción,... es como la mampara de protección o el amuleto.

Personas 'feas' se han sentido menos, se han adornado y tapado gran parte de la cara con la mascarilla. Se han metido detrás de la protección , no han expuesto justo lo que les frenaba en la socialización, lo que les hacía sentir inseguros y menos válidos. Tapándose se han sentido más empoderados, sin las restricciones de esa parte de ellos que les parecía la razón de todas sus desgracias e imposibilidades.

La boca, mejillas, sonrisa, labios, son una parte importante del lenguaje no verbal y del aspecto físico, junto con la mirada y lo bonitos que sean los ojos.

La mascarilla ha lanzado a muchas personas a tener más relaciones sociales y a ser más ellos sin el sometimiento a sus complejos. Por lo menos ha servido en muchos de ellos, para darse cuenta de que son más abiertos, más expresivos, de que sintiéndose protegidos por esa barrera de la mascarilla, han sido capaces de cosas impensables en ellos. Ahora quitarse la mascarilla debería ser, en éstos, algo radical, sin miramientos, sin exposición gradual,porque ir despacio les haría volver a pensar y a sentir inseguridad por su aspecto físico, empezarían a evitar selectivamente a personas, sitios….noooo, nos lanzamos y listo!

Ya vemos que no va a ser tan fácil vernos sin mascarilla, cada uno con sus razones poderosísimas.

Ana M Ángel Esteban, psicóloga clínica y sexóloga. Teléfono: 615224680

Enlace al artículo en ABC

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